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    Sábado, 16 de Septiembre, 2017 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

    (Feliz Día de Independencia a todo Méjico le deseamos de todo corazón a cada
    una de sus familias dentro y fuera de sus gloriosas tierras, dadas por nuestro Padre celestial para que sean pobladas por sus hijos e hijas, por la gracia y misericordia
    bendita de su Hijo Jesucristo, manifestada grandemente sobre todo lo alto de monte Sión, derramando su sangre libertadora. Y desde aquel día, nuestro Padre celestial nos sigue entregando cada día de nuestras vidas cada vez más y más de su Hijo
    Jesucristo y de sus muchas victorias en contra de todo mal, para que vivamos siempre victoriosos y llenos de su Espíritu Santo para alcanzar todas nuestras
    metas que hemos trazado alcanzarlas en todos los días de nuestras vidas. Feliz
    Día de la
    Proclamada Independencia Mejicana a todos.

    Felices Fiestas Patrias para todo Chile, y que nuestro Padre celestial les siga
    bendiciendo grandemente cada día de sus vidas, por las victorias de gracia, verdad, justicia divina y de amor eterno de su Hijo Jesucristo sobre el monte Sión, al derramar
    su sangre bendita, para que sean cada vez más enriquecidos de su Espíritu Santo y de sus dones maravillosos. ¡Amén!)


    ISRAEL ABANDONÓ EGIPTO: SALPICANDO SU SANGRE DE VIDA SOBRE MUNDOS ANTIGUOS:

    Nuestro Padre celestial tuvo que descender sobre el monte Sión con su altar del amor prehistórico, ardiendo con su amor divino por Israel en su Lugar Santísimo, porque los hijos de Abraham ya cumplían cuatrocientos años de haber vivido en el
    cautiverio egipcio, acumulando los pecados de las familias de las naciones, para el bautismo final del mar Rojo. En otras palabras, Satanás estaba listo para aniquilar a todos los israelitas en un holocausto terrible nunca antes visto por la humanidad
    entera, porque él sabia que si nuestro Padre celestial se llevaba a Israel de su cautividad al bautismo del mar, entonces él los estaba perdiendo para su reino de tinieblas para conquistar el mundo entero, posteriormente.

    Es decir que era muy importante para Satanás tener a toda la casa de Israel muerta en la carne pecadora y en el espíritu de error, para que sean sus hijos
    que él necesitaba para conquistar el mundo entero, destruyendo así el Juramente que nuestro
    Padre celestial había empezado con Isaac y establecido en Israel como un pacto
    de vida perpetua mundialmente. Por eso, es que nuestro Padre celestial tenia que moverse rápidamente, llamando a Moisés sobre el monte Sinaí, porque Él necesitaba
    hablarle a él como el Dios de Israel para liberar a sus hijos del cautiverio, por los poderes cotidianos de su santo nombre fuego, que jamás se lo había otorgado a los ángeles, ni mucho menos a nadie en la tierra.

    Nuestro Padre celestial necesitaba tener a Israel lejos de Egipto y de Satanás, que había llegado para destruir a sus hijos, pero el Señor se le adelanto, porque Él llamó a Moisés a entrar en su Lugar Santísimo, para entregarle su bautismo del EspÃ
    ­ritu Santo junto con su santo nombre fuego, para que Israel tenga poder para bautizarse en agua, finalmente. Nuestro Padre celestial necesitaba que Israel empezara a derramar la sangre de su Cordero escogido no solamente sobre los dinteles de sus casas,
    en la tierra de Gosén, en Egipto, pero igualmente por todo el desierto del Sinaí: porque Él estaba listo para empezar a recibir sus solemnes festividades cuando los israelitas sacrificaban sus corderos, derramando así toda sangre a tierra, ungié
    ndola.

    Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba tener a todo el desierto del Sinaí completamente ungido con la sangre de cada animal que seria sacrificado en cada
    mañana, tarde y noche igualmente, porque todo derramamiento de sangre de los animales
    sacrificados cubrirá temporalmente todos los pecados de las naciones, y sólo hasta que su Hijo Jesucristo finalmente entre a Israel con poderes especiales. Por ende, mientras Israel aun permanecía cautivo en Egipto entonces nuestro Padre celestial
    esperó por cada hombre, mujer, niño y niña a que invoque su santo nombre fuego, que Él personalmente se lo había otorgado a Moisés sobre el Sinaí y su zarza ardiendo, que realmente es el Lugar Santísimo, ardiendo apasionadamente con su horno de
    fuegos para bautizar a Israel, finalmente.

    Aquí es cuando, Moisés fue bautizado con los fuegos del Espíritu Santo de su
    grande Gracia, de su grande Misericordia, de su grande Verdad y de su grande Justicia Divina, ya que Moisés tenia que ser lavado y purificado de todo pecado e impurezas no
    solamente porque recibía el santo nombre fuego, pero porque igualmente tenia que llevar a Israel a Canaán. Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial que Moisés no solamente aprenda a invocar su santo nombre fuego pero igualmente cada
    hombre, mujer, niño y niña de Israel que estaban cautivados en Egipto, para que escapen de toda cautividad, para el bautismo final de agua en el lecho marino, cruzando en seco hacia el desierto del Sinaí.

    Éste bautismo de agua era muy importante para nuestro Padre celestial, ya que es el único lugar cerca de Israel, en donde podían cruzar en seco por el lecho marino, mientras las aguas estaban separadas con paredes gigantes de aguas en ambos lados,
    para que todos crucen caminando hacia el desierto llenos y ungidos abundantemente todos de su Juramento hecho a Isaac. Por cuanto, éste pacto de vida que nuestro Padre celestial había empezado con Abraham al comer del pan y
    vino sobre la mesa del SEÑ
    OR, servido por su Hijo Jesucristo como Melquisedec, rey de Salem y Santidad perfecta para con la humanidad entera, para que su único Hijo finalmente nazca
    del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el poder del Espíritu Santo.

    Pues éste es el pacto que nuestro Padre celestial siempre buscó por la eternidad con Adán y Eva, finalmente lo concretó con Abraham y el vientre estéril de Sarah, para que su único Hijo Jesucristo nazca en la familia humana como Isaac con la carne
    sagrada y con su Espíritu Santo, llevando su perfecta vida eterna para redimir
    la humanidad entera, eventualmente. Ésta es la vida eterna que nuestro Padre celestial necesitaba dispersarla en todo el hogar de Abraham con su Hijo Jesucristo nacido del
    vientre estéril de Sarah como Isaac, por los poderes del Espíritu Santo, para
    Él entonces conquistar no solamente los hijos de Abraham pero igualmente a los
    de las familias de las naciones con su Juramente Todopoderoso para con Isaac.

    Dado que, éste Juramente establecido con Isaac es el bautismo en agua y el bautismo del Espíritu Santo, porque no solamente Abraham pero igualmente los hijos junto con todos los demás de todas partes del mundo, tienen que deshacerse de la carne
    pecadora del espíritu de error por medio de sus bautismos, para que su vida eterna sea en todos ellos instantáneamente. Ya que, cuando nuestro Padre celestial llevó a Israel al agua, entonces no solamente fue para liberarlos de
    toda cautividad de
    Satanás y de su holocausto que venia sobre ellos seguramente en Egipto, cuando
    el Faraón ordenó que cada niño recién nacido muera al nacer, pero igualmente, liberarlos del peligro de morir en la carne pecadora y en el espíritu de error.

    Puesto que, si Satanás podía matar a Israel en sus siete años de hambre que normalmente vienen sobre las naciones para robar, matar y destruir todo lo dado
    por nuestro Padre celestial a las familias, especialmente para parar y matar el
    crecimiento
    poblacional israelita, porque si Israel crece entonces nuestro Padre celestial,
    su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo igualmente crecen mundialmente. Además, Satanás sabe perfectamente que si Israel realmente crece en población mundialmente,
    entonces él habrá empezado a perder todo territorio conquistado por toda la tierra con sus mentiras, decepciones y falsas doctrinas, en donde pueblos adoran a dioses, creyendo que pertenecen a Dios, cuando no es así, porque son nombres de Satanás
    para conquistar la humanidad entero para su reino de tinieblas.

    Sin embargo, con los sietes años de nuestro Padre celestial de riquezas, que religiosamente descienden mundialmente, entonces Él puede bendecir no solamente a Israel cuando su población crece en Canaán y por el mundo entero,
    pero igualmente las
    familias de las naciones, enriquecen, para que sean bautizadas en agua y bautizadas en su Espíritu Santo para entrar en su Juramento a Isaac. Puesto que, éste es el Juramento personal de nuestro Padre celestial hacia Isaac, establecido como pacto de
    vida, protección y de riquezas insondables para crecimiento de la población mundial, para que su Espíritu Santo junto con su Hijo Jesucristo sean una fuerza de perfecta santidad, subyugando a Satanás y a sus ángeles caídos haca el infierno
    tormentoso, glorificando así su santo nombre, perpetuamente.

    Ciertamente, el Juramento de nuestro Padre celestial a Isaac, para que Israel lo posea perpetuamente, es para no solamente ayudarlos a escapar de Satanás y de sus holocaustos escondidos dispuestos a venir sobre ellos por los siete años de hambre, pero
    igualmente para enriquecerlos con su Espíritu Santo y con la carne sagrada, en
    donde su vida eterna prevalece sobre todo mal siempre. Por eso, es que fue muy importante para nuestro Padre celestial no solamente de tener a Moisés invocando su santo
    nombre fuego pero igualmente cada hombre, mujer, niño y niña de todo Israel, porque, invocando su santo nombre fuego, que es su nombre propio, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo entonces Él podía bautizarlos en el mar, limpiándolos de toda
    impureza.

    Aquí es cuando, nuestro Padre celestial intercambia el espíritu de error por su Espíritu Santo y su carne pecadora por su carne sagrada, en donde su vida eterna prevalece con su Espíritu Santo junto con sus Diez Mandamientos completamente obedecidos,
    cumplidos y glorificados por Él perpetuamente, para que Satanás falle de acercarse a ellos para robarles, matarlos y destruirlos completamente, para siempre. Además, aquí es donde nuestro Padre celestial podrá siempre defenderlos, protegerlos y
    finalmente bendecirlos no solamente a todos en Israel pero igualmente a todas las familias de las naciones, porque uno ya bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su santo de su santo nombre fuego, entonces su vida eterna
    será la vida
    enriqueciendo la vida de cada uno de ellos, siempre.

    Esto significa que la persona sea israelita o gentil ya estará viviendo en su Espíritu Santo y en la carne sagrada, salpicada con la sangre reparadora en su
    Lugar Santísimo, en la presencia de nuestro Padre celestial, para que aquella persona falle de
    ser contaminada con el pecado nuevamente, es decir, que todo pecado fallara siempre de infectar a los bautizados, perpetuamente. Aquí es donde nuestro Padre celestial necesita a cada hombre, mujer, niño y niña con Él, con su Hijo Jesucristo y con su
    Espíritu Santo, y éste es el Lugar Santísimo, en donde Él mismo levantó sus manos hacia su santo nombre fuego, declarando su Juramento a Isaac para que
    su vida eterna sea posible con toda bendición cotidiana hacia todo bautizado.

    Y es solamente aquí, en el Lugar Santísimo, como del tabernáculo de reunión, construido por Moisés y con toda mano dispuesta de toda la casa de Israel, y que ellos mismos necesitaban construirlo no en Egipto o en la tierra prometida, pero tenia que
    ser en el desierto del Sinaí y sobre el Valle de los huesos secos, cubriendo todo pecado, siempre. Y estos derramamientos de sangre de los animales sacrificados, por todos lados del desierto, tenia que ser hecho muy meticulosamente por nuestro Padre
    celestial, por su Hijo Jesucristo y por su Espíritu Santo desde la SEHKIHAH (gloria de Dios) y sobre los israelitas, como por donde ellos eran guiados para
    ejecutar todos los rituales y ceremonias de perfecta santidad, de salvación eterna.

    Estos derramamientos de sangre de los sacrificios tenían que ser conducidos por la casa de Israel, transitando por todo el desierto del Sinaí, pero solamente por nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo constante supervisión,
    porque esto fue el derramamiento del Juramento hecho a Isaac, que es vida eterna sobre el Valle de los huesos secos, y todo infierno. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesito la casa de Israel junto con su tabernáculo de
    reunión y su Lugar Santí
    simo, salpicando la sangre de todos los animales sacrificados a la arena del desierto, que representa siempre las muchedumbres de gentes que ya murieron y de las que vivirán en las generaciones futuras de las familias de las naciones, cubriendo así
    todo pecado victoriosamente.

    Además, nuestro Padre celestial tenia que tener a Israel yendo por todo el desierto, sacrificando los animales para que la sangre reparadora sea derramada
    a tierra, como los rituales y ceremonias de perfecta santidad que eran conducidos en el taberná
    culo de reunión del Lugar Santísimo, porque esto era el derramamiento de su vida eterna sobre gente muerta, para conquistar mundos antiguos, finalmente. Por eso, era importante para nuestro Padre celestial de sacar a Israel del cautiverio Egipto para
    bautizarlos en agua, para que el espíritu de error y la carne pecadora sean reemplazados con su Espíritu Santo y con su carne sagrada, en donde su vida eterna prevalece para derramamiento de la sangre reparadora por todo el desierto victoriosamente,
    restaurando así todo vida mundialmente.

    Porque al nuestro Padre celestial tener a Israel conduciendo los animales del sacrificio para derramar la sangre reparadora a tierra, con los perfectos rituales y ceremonias de justicia divina y verdad, entonces Él estaba conquistando las naciones ya
    muertas en el infierno, al cubrir sus pecados con su vida eterna, para que Él finalmente conquistar la tierra con su nuevo reino venidero. Nuestro Padre celestial es un Dios muy misericordioso con sus hijos que han nacido de su imagen y de su alma
    viviente, por los poderes asombrosos de su Espíritu Santo, para que todos ellos de todas las familias de las naciones, empezando por Adán y Eva, finalmente sean como su Hijo Jesucristo en su semejanza de gloria perfecta, para toda la eternidad.


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