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    Sábado, 05 de ENERO, 2019 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

    EL PADRE LLAMÓ A ISRAEL SU HIJO DE EGIPTO: ENTREGÁNDONOS AL MESAS: RO DE AGUA VIVA:

    A tiempo, nuestro Padre celestial tenía que llamar a su primogénito de la cautividad egipcia, y éste fue Israel que había nacido con poderes del Juramento a Isaac para que sea su sumo sacerdote, que Él necesitaba establecido en la tierra, para que É
    l mismo poderles ayudar a las familias de las naciones a escapar de todo mal para siempre. Visto que, el tiempo había llegado para que la casa de Israel glorifique su santo nombre fuego que había nacido por varias generaciones en ellos, cuando su Hijo
    Jesucristo nació del vientre estéril de Sarah como Isaac inicialmente, para que Él pueda usar a cada uno de ellos como su sumo sacerdote quitando el pecado del mundo, empezando desde su fundación.

    Dado que, Israel había ya acumulado cada pecado de las familias de las naciones cometidos en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo de
    pasadas generaciones, del presente y de futuras generaciones igualmente, por ende, ellos estaban
    listos con su santo nombre fuego para ser liberados de la cautividad egipcia, y
    así, todos ellos renazcan al instante nuevamente, invocándolo. Puesto que, nuestro Padre celestial los necesitaba a todos ellos ungidos con la perfección
    de su santo
    nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque ellos no solamente iban
    a ser bautizados en agua del Mar Rojo, cruzándolo en seco hacia la tierra prometida, pero igualmente, derramar sangres de carneros por todo el camino hasta llegar a allá,
    sin pecado alguno perpetuamente.

    Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba tener a toda la casa de Israel que lleve su corazón santísimo afligido por sus hijos perdidos a mentiras, maldiciones, conflictos, enfermedades, pobreza y muerte de Lucifer y de sus ángeles caídos
    en el infierno tormentoso, pero igualmente, llevar su nueva tierra con ellos con poderes de salvación perfecta cada día y hacia la eternidad venidera. Estos son los poderes cotidianos y asombrosos del Juramento a Isaac, que nuestro Padre celestial
    empezó a derramar ante Abraham y sobre su único hijo Isaac, que realmente es su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, Él jamás cesa de derramar de su Espíritu Santo sobre sus hijos viviendo en todas las generaciones y hasta que Él
    descienda a Canaán muy pronto.

    Por lo tanto, todo Israel tenía que abandonar el cautiverio egipcio, porque ellos tenían que tirar en el lecho marino del Mar Roo cada pecado que habían acumulado de todas las familias de las naciones del pasado, del presente y de futuras generaciones
    igualmente, porque nuestro Padre celestial necesitaba manifestar pronto su nueva tierra a la humanidad entera. Sin embargo, primero nuestro Padre celestial necesitaba no solamente que toda la casa de Israel se bautizase en el
    Mar Rojo para que ellos
    puedan renacer del bautismo en agua hacia el bautismo del Espíritu Santo, pero
    igualmente, ellos necesitaban derramar sangre expiatoria de cada cordero por el
    desierto del Sinaí, cubriéndolos enteramente, para que su Hijo Jesucristo renazca en Canaán
    nuevamente.

    Porque solamente su Hijo Jesucristo es el que nuestro Padre celestial había escogido para que cumpliese cada palabra de las dos tablas de los Diez Mandamientos de Moisés e Israel, por cuanto nadie en Israel podrá jamás cumplirlos hacia toda gloria
    eterna, excepto su Hijo Jesucristo, para que todos nosotros tengamos su salvación perfecta finalmente para vivir felices siempre, y en la eternidad. Puesto que, estos son mandamientos de vida eterna que tenían que cumplirse en perfecta santidad en Cana
    n, por su Hijo Jesucristo únicamente, para que cada uno de sus hijos de Israel y de las familias de las naciones puedan tenerla, cumplidas en su gloria
    perfecta al fin accediendo a la vida eterna, eternamente justificados con poderes de resurrección
    del Juramento a Isaac.

    Además, nuestro Padre celestial le había manifestado a Moisés y a Israel que
    ellos heredarían una tierra fluyendo con leche y miel, y que ellos deberían tener cuidado de obedecer y cumplir cada mandamiento en esta nueva tierra por conquistar por
    ellos mismos, porque solamente entonces ellos serían aceptados en su perfecta salvación de su nuevo reino de su perfecta voluntad. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba su vida eterna vivida por su Hijo Jesucristo no solamente cumpliendo y
    glorificando sus santos mandamientos hacia toda gloria eterna en Canaán por Israel y las familias de las naciones, pero igualmente, porque Él mismo necesita descender en ella con Israel antiguo, finalmente gozando de su promesa
    de abundante leche y
    miel desde ella misma hacia las naciones.

    Ciertamente, una vez que nuestro Padre celestial haya tenido ya su vida eterna vivida victoriosamente por su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo en Canaán, entonces, Él derramaría su sanidad hacia Israel antiguo yaciendo en el Valle de los huesos
    secos, porque Él los necesitaba viviendo su vida nuevamente para honrar, alabar y exaltar su santo nombre fuego sobre el monte Sion. Dado que, únicamente con su misma vida eterna vivida ya por su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo en Canaán
    victorioso sobre toda mentira, maldición, enfermedad, conflicto, pobreza y muerte de Lucifer y sus ángeles caídos, solamente entonces, Él podía otorgar su salvación eterna a Israel antiguo, para que ellos tornen el Valle de los huesos secos en un
    manantial de sanidad eterna.

    Entendiendo que, nuestro Padre celestial había llamado a su Hijo Jesucristo, que es el Israel antiguo, viviendo los cuatrocientos años de cautiverio egipcio, acumulando cada pecado del pasado, del presente y de futura generaciones de todas las familias
    de las naciones, para abandonarlos en el bautismo del Mar Rojo, y luego conquistar el desierto del Sinaí, derramando sangres expiatorias de corderos en él. Ya que, el Israel antiguo que había escapado el cautiverio egipcio necesitaba no solamente
    bautizarse en el Mar Rojo inmediatamente, pero también, conquistar el desierto
    del Sinaí al derramar continuamente sangre expiatoria de cada cordero por rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac, entonces, mordidos por serpientes
    venenosas descender luego al Valle de los huesos secos.

    Considerando que, Israel antiguo con rituales y ceremonias de perfecta santidad, que ellos mismos habían conducido por todo el desierto del Sinaí en
    el tabernáculo de reunión y su Lugar Santísimo, entonces, ellos habían conquistado poderes
    suficientes del Juramento a Isaac para descender al Valle de los huesos secos para luego volver a la vida con su Hijo Jesucristo en Canaán. Entendiendo que,
    con rituales y ceremonias de perfecta santidad, que todo Israel había conquistado por todo el
    desierto del Sinaí desde el tabernáculo de reunión y su Lugar Santísimo, entonces, ellos podían ser mordidos por las serpientes de bronce, levantándose así del Valle de los huesos secos, volviendo a vivir nuevamente en el Tercer Día con su Hijo
    Jesucristo, perpetuamente justificados todos ellos.

    Además, con nuestro Señor Jesucristo habiendo derrotado a Satanás y sus obras malvadas en Israel y en todo Canaán, entonces, él tomó el madero del Israel antiguo, que había acumulado cada pecado del pasado, del presente y de futuras generaciones
    para ser clavado a él junto con el santo nombre fuego, derramando así su sangre expiatoria para quitar el pecado del mundo eternamente. Por ende, mientras nuestro Señor Jesucristo fue clavado victorioso sobre el madero del Israel antiguo, que había
    acumulado los pecados de las familias de las naciones de todo mundo del pasado,
    presente y del futuro, entonces, él les puso fin a todos ellos, incluyendo al Valle de los huesos secos, convirtiéndolo así instantáneamente en una fuente
    de sanidad para
    las naciones, para siempre.

    Es decir, también que nuestro Señor Jesucristo al derramar su sangre expiatoria de los mandamientos cumplidos hacia toda gloria eterna en Canaán, entonces, él no solamente quitó el pecado del mundo, pero igualmente, del Valle de los huesos secos y
    de cada infierno del corazón de la tierra, y así, el pecado no sea jamás un obstáculo en la vida de nadie nuevamente. Sin duda, nuestro Padre celestial tenía que haber tenido a Israel antiguo viviendo cuatrocientos años del cautiverio egipcio,
    acumulando tus pecados y de los tuyos también, para que ellos mismos destruirlos no solamente en el bautismo del Mar Rojo y por el desierto del Sinaí con sangres expiatorias de corderos, pero igualmente en el Valle de los huesos secos en un solo día.

    Y así, tú jamás desciendas al infierno tormentoso culpable de algún pecado,
    que tú hayas cometido en vida en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque Israel antiguo acumuló tus pecados y de los tuyos tambié
    n, destruyéndolos perpetuamente con el bautismo en agua y con la sangre expiatoria del Rey Mesías, derramándola sobre el monte santo de Jerusalén. Por eso, es que cuando nuestro Señor Jesucristo, como único Rey Mesías posible de Israel, derramando
    su sangre expiatoria entonces él pudo quitar no solamente cada pecado de todas
    las familias de las naciones, incluyendo iniquidades de su fe religiosas, pero también, del infierno tormentoso esperando por ellos a que desciendan, al morir sin el
    bautismo en agua que los salvara siempre.

    En otras palabras, nuestro Señor Jesucristo derramó su sangre reparadora sobre el madero del Israel antiguo que había acumulado los pecados del mundo entero en poderes del Juramento a Isaac, además, ellos habían conducido importantes rituales y
    ceremonias de perfección santísima por el desierto, por ende, todo pecado fue
    quitado para que nuestro Padre celestial descienda a sus hijos con sanidad eterna. Puesto que, esta es la sanidad que nuestro Padre celestial necesitaba derramar sobre sus
    hijos yaciendo en el Valle de los huesos secos, clavando su santo nombre junto con su Hijo Jesucristo sobre el madero del Israel antiguo, para que Él pueda restaurar su imagen sobre ellos junto con las familias de las naciones, renaciendo todas ellas
    por su diario bautismo en agua mundialmente.

    Esta es una sanidad poderosa que descendió milagrosamente al Valle de los huesos secos entonces todo Israel fue liberado de poderes del pecado, maldiciones y muerte, deteniéndolos a ellos abajo siempre, y así, ellos entren en el Día del Juicio
    condenados, pero, desde que el Rey Mesías pagó por sus pecados instantáneamente se levantaron en el Tercer Día, alabando el nombre santo. Por eso, todo el Valle de los huesos secos se convirtió en fuente de sanidad, paz, bendiciones y de riquezas,
    enriqueciendo cada alma de todo hombre, mujer, niño y niña, para que ellos sean finalmente redimidos, bautizados en agua primero, invocando su santo nombre fuego ya clavado al madero del Israel antiguo que destruyó el pecado del mundo entero en un
    solo día.

    Esta es una sanidad poderosa, derramándose diariamente en tu vida con la paz de nuestro Padre celestial, establecida ya sobre el madero de Israel antiguo, porque en poderes del Juramento tus pecados fueron ya perdonados perpetuamente,
    al ser tú
    bautizado en agua, y así, tú goces de su misma vida eterna ya instalada en Canaán para tú recibirla enteramente hoy mismo. Y esta es la vida de nuestro Padre celestial derrotando a Lucifer junto con sus ángeles caídos en su Gracia, en su
    Misericordia, en su Verdad y en su Justicia Divina, manifestada en su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, para luego del vientre virgen de la hija de David, tocarte a ti junto con los tuyos con santidad perfecta.

    Considerando que, si Isaac no hubiese nacido del vientre estéril de Sarah para
    recibir de nuestro Padre celestial su tierra nueva, como el Juramento a Isaac, llena con su fe derramándose con milagros de su amor, sanidad, paz, bendiciones, riquezas para
    Jacobo recibirlas con sus hijos viviendo en generaciones futuras, entonces, Él
    hubiese fallado en tocarte con tus amados con perfecta salvación. Comprobado que, esta era la única manera posible para nuestro Padre celestial finalmente encontrarte
    perdido en mentiras, maldiciones, enfermedades, conflictos, pobreza y muerte de
    Lucifer, descendiendo a los tormentos del infierno eternamente perdido, porque como el Israel antiguo nacido en el mundo entonces ellos recogieron cada pecado
    del cautiverio
    egipcio, para encontrarte en estos días con perfecta salvación eterna.

    Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba remover inmediatamente todo pecado del mundo entero con la familia de Abraham, cuando su Hijo Jesucristo nacía del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el Espíritu Santo, para que ellos puedan recoger
    cada pecado en el cautiverio egipcio, cubriéndolos con bautismo del Mar Rojo, encontrándote a ti hoy, es decir, si tú te bautizas como ellos también. Observando que, después del bautismo del Mar Rojo, en donde ellos abandonaron tus pecados junto con
    de los tuyos, incluyendo tus vecinos y amistades de muchas generaciones, entonces, ellos pasaron hacia adelante como sacerdotes del desierto del Sinaí,
    cubriendo todo pecado con sangres expiatorias de corderos, convirtiéndose así
    en el árbol
    aceptando tu perfecta salvación sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán.

    Ciertamente, Israel es nuestra salvación iniciada en el vientre estéril de Sarah, por poderes del Espíritu Santo, recogiendo pecados de naciones en cada generación, incluyendo tus pecados hoy, entonces, bautizados del Mar Rojo luego los cubrieron con
    sangres expiatorias de corderos, renaciendo así el Rey Mesías del vientre virgen con la carne sagrada cubriendo todo pecado nuevamente sobre el madero: ¡salvándonos a todos! Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba cubrir pecados de
    aquellos que habían perecido y descendieron al infierno tormentoso, pero igualmente, Él necesitaba cubrir los pecados de los hijos de generaciones futuras, porque Él está listo para descender a su nuevo paraíso para vivir contigo y con todos los
    tuyos eternamente enriquecido, conquistando nuevas glorias que los ángeles caídos jamás alcanzaron.


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